Islas Baleares: Tras las huellas de Ulises, grandes autores y la convivencia de las épocas

Ya suenan a lo lejos los Cantos de la Sibila. Las voces gregorianas, venidas del medievo, se afinan en iglesias mallorquinas donde volverán a desplegar su liturgia, como cada 24 de diciembre, en la Misa de Gallo. Una herencia que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Las islas Baleares (España) tienen otros tres sitios declarados Patrimonio: la Sierra de Tramuntana, en Mallorca, como Paisaje Natural; Menorca es Reserva de la Biosfera; y en Ibiza, el recinto amurallado de Dalt Vila, con el casco histórico de la ciudad, es Patrimonio de la Humanidad.

En las Baleares se arremolinan al unísono los vientos de la Historia, la leyenda, la mitología, las maldiciones, la culturas, las religiones, la literatura, las artes, y hasta los refugios de amantes, espías y primeros ecologistas… Desde la prehistoria, estas islas occidentales del Mediterráneo han sido surcadas por conquistadores en todas las direcciones del mundo y buscadas como paraísos de descanso y turismo en las últimas décadas.

Huésped de Ulises, Chopin y grandes escritores

Tierras donde han dejado sus huellas desde el Ulises de Homero, hasta Chopin, George Sand, el archiduque Luis Salvador de Austria, Robert Graves y Winston Churchill, pasando por escritores que tienen casa allí como Cees Nooteboon (Menorca), al  tiempo que ha sido huésped de algunos de los mejores autores contemporáneos de España y el mundo, como la Nobel de Literatura 2022 Annie Ernaux, invitados a las Conversaciones de Formentor (Mallorca). Sin olvidar la peregrinación constante del resto de mortales que buscan los soles privilegiados de Formentera, y las lunas y fiestas inolvidables de Ibiza.

Convivencia de culturas

Interior de la Catedral de Palma de Mallorca. /Foto Wikipedia

“Son islas muy diferentes: mientras Mallorca tiene mucho que ver con Italia, Menorca es más anglosajona por su influencia inglesa, e Ibiza tiene un aire más relacionado con lo púnico, lo fenicio”, explica Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948), escritora y miembro de la Real Academia Española (RAE). La autora de novelas que tienen a las Baleares como escenario de personajes y hechos históricos, como El último azul o Las últimas palabras, habla de la arquitectura balear como una gran ventana a la convivencia de las épocas: “Quizá lleva a que en Mallorca la catedral sea gótica, al igual que el castillo de Bervell, que es una fortificación redonda; a que haya elementos barrocos como en la iglesia Sant Antoniet, y otras construcciones con importante influencia gótica y barroca. Hay edificios modernistas como la Plaza del Mercado, que es muy bonita, otras cerca del Ayuntamiento”.

No hay que perderse el barrio viejo con sus calles y cantidad de palacios, asegura Riera: “Te das cuenta de lo que supuso la aristocracia borbónica, que hasta tiene un salón del trono, porque la aristocracia estuvo al lado de los Borbones en la guerra de sucesión, y no de los Austrias”. De la parte de la Mallorca judía, Riera destaca el Palacio Real de la Almudaina. Por otro lado, añade, “está la Lonja, una joya del gótico mallorquín”.

Menorca protegida

Pueblo de Menorca. /Foto cortesía Pixabay

De Palma de Mallorca, Carme Riera pasa a Menorca donde destaca los restos de la cultura talayótica, con sus huellas de las edades de Bronce y de Hierro; mientras recomienda Ibiza por su herencia fenicia a la vista de todo el mundo que traslada a otro lugar.

Sobre la condición insular empieza su viaje Carlos Femenías Feria (Maó, 1985), filólogo y autor de A propósito de Ferlosio. Ensayo de interpretación cultural (Alianza): “Habrá que resignarse a que las islas aíslan, porque en Baleares los vecinos nos conocemos poco y solo sabemos hablar de nosotros mismos”.

Carlos Femenías invita asomarse a Menorca a través de dos “lugares” formidables: “Uno se llama Ponç Pons y hace tiempo que ostenta el cargo de cantor de la isla. Su Dilletari es una estupenda vía de entrada a su obra y una inmersión, en voz baja, en una tierra muy pegada a sus tradiciones, genuinamente ensimismada y fundadamente alérgica a la masificación que la viene turbando desde su conversión en fetiche inversor y turístico; y es que Menorca -con perdón de los vecinos- tiene un pánico cerval a convertirse en Ibiza o en Mallorca. El otro lugar es una entrañable carta de amor a la isla y es obra de un cineasta novel: se llaman Macià Florit Campins y Pedra Pàtria”. El filólogo y profesor cierra con una última recomendación: “Vengan si quieren, pero háganlo bien, por favor”.

Refugio de Chopin, George Sand y del archiduque de Austria

Castillo de Valldemossa, en islas Baleares (España). /Foto Wikipedia

Carme Riera sonríe ante la ironía que supone que George Sand hablara tan mal de los mallorquines, por la humillación y daño que habían hecho a Chopin, con quien llegó a las Baleares huyendo de un duelo de amor por ella, y en busca de mejores climas ante su tuberculosis: “Pero resulta que Valldemossa vive de la visita de los turistas porque allí creó el compositor polaco sus Preludios Op.28 y la autora francesa Un invierno en Mallorca”. Además, agrega la académica, “después Chopin habló muy bien de los mallorquines”.

No hay que olvidar, añade Riera, la presencia del archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915) que estuvo en Mallorca. Era uno de los pocos Habsburgo que creía en la maldición que pesaba, desde hace más de 700 años, sobre a la casa imperial europea más poderosa y antigua, cuyo efecto habría desatado la Primera Guerra Mundial, según las supersticiones. Todo esto la académica lo cuenta en Las últimas palabras (Alfaguara) donde se ve cómo el archiduque convirtió Mallorca en su refugio y segunda vivienda, tras conocerla en 1867. En la novela, Riera lo desenmascara como un espía o agente secreto del emperador de Austria en el Mediterráneo. Otra faceta que el archiduque desarrolló en las islas, según Riera, es la de pionero del turismo en Mallorca y del espíritu ecologista. En cierto modo, recuerda la escritora, “construyó miradores, caminos para que la gente pudiera admirar la isla”.

Los ecos de Ulises a Graves

Sierra de Tramuntana, en Mallorca . / Foto cortesía Pixabay

De la abundante literatura de cultura y viajes que hay sobre las Baleares, Carme Riera siente predilección por Mallorca, Menorca i Eivissa, de Josep Pla: “Es el único que nos da una visión distinta. También está Robert Graves que allí escribió sus obras
importantes”.

Graves llegó a Mallorca en el otoño de 1929, a Deià, en la Sierra de Tramuntana. Lo hizo con Laura Riding, tras dejar a su esposa, sus cuatro hijos y los traumas que le ocasionó su participación en la Primera Guerra Mundial. Tenía 34 años, y ya había escrito sus poemarios, su autobiografía y la vida de su amigo Lawrence de Arabia. En esas montañas de Deià escribió Yo Claudio y Claudio el dios, y varios poemas, hasta que la Guerra Civil, en 1936, lo obligó a irse. Volvió diez años después, y en 1948 publicó el clásico La diosa blanca.

Su casa, hoy Fundación Robert Graves, está casi colgada en la Sierra de Tramuntana. A ella se llega tras un camino muy empinado que anuncia un letrero sombreado por una parrita. Su tumba está en el cementerio en una pequeña terraza sacada a la sierra custodiada por un ciprés. Desde allí se ve cómo se hunde el sol cada día en el mar de Homero hasta donde habría llegado Ulises.

AGENDA CULTURAL de invierno 2022-2023 en Islas Baleares

Alternatilla Jazz en Mallorca, Calvià, del 1 al 11 de diciembre de 2022. .

San Silvestre Juaneda-Hospitals. Palma de Mallorca. 24 de diciembre de 2022. 

Concierto de Año Nuevo con Strauss Orchestra. Palma de Mallorca , 2 de enero de 2023.

Las Fiestas de San Antonio. Mallorca, Artà. 16 y 17 de enero de 2023.

Carnaval de Mallorca. Palma de Mallorca, 18 y 19 de febrero de 2023.

SERIE La vuelta a España en mil culturas

Aragón:  tras los ecos de Goya, Buñuel y Los amantes de Teruel a ritmo de jotas y rock.

Navarra: de los sanfermines de Hemingway a las historias de Pío Baroja y Dolores Redondo, pasando por las brujas de Zugarramurdi.

Asturias: de Menéndez Salmón y la Semana negra de Gijón a la música de Ilegales y Víctor Manuel.

Región de Murcia: de La Mar de Músicas y el flamenco en escenarios históricos, a las aventuras de Pérez-Reverte.

Extremadura: la vanguardia artística en armonía con el mundo clásico romano.

Cataluña: el diálogo de la Historia con el modernismo y el presente.

Galicia: donde realidad, imaginación y leyenda crean un nuevo mundo.

Andalucía: más allá del imaginario universal sin olvidar a Velázquez, Picasso, Lorca, Alhambra…

Castilla y León: un nido de la evolución del ser humano y España y promotora de intercambios culturales.

Comunidad Valenciana: puerta de diferentes futuros, desde los romanos hasta el presente de artes innovadoras.

Canarias:  raíces de la multiculturalidad y la globalización de la historia y las arte.

Cantabria: un viaje a los albores del arte y su presente.

País Vasco: puerto de llegada y salida de arte, cine, literatura y moda contemporánea.

Castilla-La Mancha: cruce de caminos que van del Quijote y El Greco a Antonio López y Almodóvar