Ray Loriga: “El sexo, quizás, es una limitación del concepto del amor”
Ray Loriga (Madrid, 1967) entró de manera exitosa en la literatura española con 25 años y señalado como uno de los escritores más prometedores de la generación de la democracia española. En 1992 debutó con Lo peor de todo, y al año siguiente publicó Héroes que lo puso en el centro de las miradas de un territorio que ampliaría con sus facetas de guionista y director de cine. Treinta y un años después edita su novela número doce, Cualquier verano es un final (Alfaguara), en la que va un paso más allá en su estilo muy literario al servicio de la exploración delicada y profunda de las emociones fuera de etiquetas.
Cualquier verano es un final es una reivindicación de la amistad entre dos hombres y de los sentimientos y del amor con reflexiones sobre la libertad, los miedos y la muerte. Las emociones como medida del tiempo.
El ganador del Premio Alfaguara de Novela por Rendición (2017) fue el invitado al Club de Lectura de Ámbito Cultural de El Corte Inglés del mes de abril de 2023. Loriga conversó con Rafael Caunedo, escritor y coordinador del Club, y respondió a las preguntas del público.
Con las historias reales y ficticias de Cualquier verano es un final, surgida durante una experiencia que vivió el escritor por la extirpación de un tumor cerebral que lo llevó a perder el ojo derecho, se levanta este Diccionario Ray Loriga literario, humano y existencialista:
Amistad / amor
Si de lo que hablamos es de la diferencia entre amistad y amor y lo que llamamos pareja, del tipo que sea, la diferencia es el sexo. Pero un amor platónico puede ser una historia de amor enorme. El sexo, quizás, es una limitación del concepto. Una relación no solo se consume con sexo, son posibles otras formas de emoción.
Uno en sus emociones precisa de pocas nomenclaturas que surgen cuando la sociedad y los demás te hacen describirte como si fuera necesario. En el territorio íntimo son muy poco necesarias estas definiciones. Mi personaje habla desde dentro de sí mismo y no precisa de etiquetas.
Uno puede pensar y desear y, a veces, corroborar que el otro le ama o quiere o elige como compañía, que es también amar. En toda relación uno quiere más que el otro; piensa que no lo quieren como uno quiere, por más que el otro nos diga que nos quiere. No se sabe si todas las emociones son compartidas, hay distintas maneras de sentir los pulsos y latidos de la emoción.
Toda relación de amor y amistad tan devota tiene un elemento de sublimación, de idealización. Es como si uno tuviera un pedestal construido y ve pasar gente y le dice a a alguno que se suba y empieza a mirarlo desde abajo a ver si encaja. Por eso, cuando se rompen las relaciones son tan dolorosas, cae un ídolo, y eres tú quien lo ha puesto en el pedestal. Lo has construido tú, es tu culpa, se ha destruido tu sueño.
Homenaje
En la novela dedico un homenaje a los bomberos con una historia real de un amigo bombero de Nueva York que era capitán. Nos habíamos hecho amigos y quedábamos en un pub con otros bomberos. Cuando pasó lo del 11-S de 2001 yo estaba allí. Perdí a varios de esos amigos. Marco, el capitán, pensó que él tenía que haber muerto, pero no estaba en las torres porque él tenía que coordinar desde fuera.
Miedo
Cuando pasó lo mío, mi miedo no era morir, era quedarme mal. Pensaba si me quedaba tarambana y condenaba a mi mujer y mis hijos a cuidar de un trozo de vida o que amargar a otros sería un horror. Antes que eso prefiero morirme.
Una vez que salí y llegué a la UCI el primer pensamiento que tuve fue si iba a seguir escribiendo. Y pensé: “Si juanito sale a la calle y se cruza con pepito y hace…”. Entonces dije: “¡Bueno, vale! Más o menos así se escribe”. Y puse el motor en marcha antes de saber que movía los pies y las manos. Salí y no podía decir patata. Al principio no podía hablar, pero podía pensar y eso me asustaba menos. Decía: hablar ya aprenderé, y de quedarme callado conozco gente que me lo hubiera agradecido.
Muerte
Que no te des cuenta o que te fulmine un rayo es el sueño de todos, pero desgraciadamente la muerte es un largo proceso degenerativo. En mi novela, Luiz, más que a la muerte, le teme al sufrimiento de la enfermedad y de la merma de dignidad que todos hemos visto a nuestro alrededor y con duras situaciones cuando condenas a alguien a cuidar de un ser querido.
Origen
Algunas de mis novelas surgen de viajes. Y esta salió de un viaje siniestro: tuve que estar hospitalizado varios meses. Estando en la cama, y para no pasarlo peor, me llevé al escritor. Tenía distracción entre prueba y prueba y dolor y dolor.
Fue por un tumor cerebral benigno pero mortal, no era cancerígeno pero mortal por el tamaño. Durante el preoperatorio y la convalecencia, que fue larga, pensaba que tenía que hacer algo con todo esto. Me dio para una ficción, porque soy autor de ficciones; no podía usarlo como testimonio ni como autoficción. La novela empieza con un señor al que le acaban de operar un tumor cerebral y descubre que su mejor amigo ha decidido lo contrario, matarse porque sí.
Personajes
Cuando creo personajes intento que lo que escribo se parezca a la vida real, en el sentido de que sé hasta cierto punto las intenciones de los personajes.
Promoción
A mi edad cansa un poco, pero, por otro lado, es bonito tomar contacto con los lectores. Es el fruto de lo que he estado haciendo en la celda. Luego iré a México y después volveré a la Feria del Libro de Madrid. Me da tiempo a pensar y no escribir mucho, y volver a tener ganas a la habitación de escribir. En estos viajes llevo una libreta y un ordenador, a veces los libros ha salido de un viaje.
Retorno a Brideshead
Desde que vi la serie y leí la novela (de Evelyn Waugh) había algo en la relación de Charles y Sebastian que me intoxicaba en el mejor sentido. Siempre quise escribir ese tipo de historia que se mueve en parámetros diferentes.
Silencio
Los amigos son cuando no hay silencios incómodos. Estar los dos mirando, incluso en direcciones distintas, sin comentar nada. Otras veces hablas, y al final dices: ¡Qué buena tarde hemos pasado! (risas). Es la amistad perfecta.
Suicidio
Todos los temas que incluyen la libertad son apasionantes, incluido este. Por muy último paso que sea tiene algo intrigante. En la novela la muerte es un personaje principal. Como cuando baila Orfeo negro, de Marcel Camus, un paso a dos con la muerte, pero como si fuera un baile de Fred Astaire y Ginger Rogers.