Pablo Vierci: “La esencia del ser humano es bondadosa como lo probaron los chicos de ‘La sociedad de la nieve”

El escritor uruguayo evoca cómo fue apartar el dolor, por la muerte de sus amigos en el accidente aéreo del 13 de octubre de 1973, en los Andes, para escribir el libro coral de testimonios en que se basa la película de J. A. Bayona
WINSTON MANRIQUE SABOGAL  16/02/2024

“La esencia del ser humano es bondadosa. La bondad es inteligencia pura. Nuestra esencia no es la maldad. En el siglo XX hubo dos guerras mundiales, una bomba atómica, el horror, pero tenemos el antídoto que es lo que hicieron estos muchachos”. Pablo Vierci se refiere a la fraternidad, a la solidaridad, a la amistad, a los afectos hacia el otro como hicieron las personas que se accidentaron en el avión en la cordillera de los Andes el 13 de octubre de 1973. Una tragedia a más de cuatro mil metros de altura sin alimentos, sin agua, sin abrigo e incomunicados y de la cual dejó testimonio, con las voces de los 16 sobrevivientes, de los 45 pasajeros que viajaban en el avión, en La sociedad de la nieve (Alrevés), el libro que fue llevado al cine con éxito por Juan Antonio Bayona, que obtuvo 12 premios Goya (entre ellos Mejor Película y Dirección) y que aspira a dos Oscar.

Tres días después de que la película triunfara en los premios del cine español, Pablo Vierci (Montevideo, Uruguay, 1950) conversó, el martes 13 de febrero de 2024, con la escritora Carmen Posadas, también uruguaya, en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Madrid. Un encuentro conmovedor y franco, porque él era amigo o conocía a varios de los sobrevivientes y fallecidos al estudiar en el mismo colegio que ellos, donde recordó cómo logró convertir aquel dolor de las familias y suyo en un excelente libro y cómo fue su adaptación al cine.

 Su libro salió en Uruguay en 2008, se presentó en España en 2010, Bayona lo contactó en 2011, la película se puso en marcha en 2016 y se estrenó en 2023. Esta es una historia de seres inmortales (primero el vídeo de la conversación y luego su testimonio escrito):

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“Juan Antonio Bayona es cómo un Leonardo Da Vinvi, es un sabio en diferentes áreas. Pero estas dos productoras, Belén (Atienza) y Sandra (Hermida), leen el libro en el 2010 y en el 2011 se comunican conmigo. En mi caso es la historia de una obsesión. Yo tenía 22 años. Soy coetáneo, del mismo barrio, del mismo colegio y del mismo deporte de los chicos del avión. Y mantengo con ellos una amistad que se grabó a fuego. Se te parte la vida cuando se te cae la generación con la que te criaste. En ese avión iban todos tus inmortales de tu infancia y tu adolescencia. Y hasta hoy son inmortales.

Para mí y todos mis amigos, cuando se cae el avión, este no se había caído, había desaparecido, se barajaron todas las hipótesis. La realidad era que el avión no estaba. La prensa decía que se había caído, pero para nosotros, que teníamos adentro a los inmortales, el avión no se puede caer, porque si se cae se pueden morir los inmortales. No se había caído, no estaban muertos, no estaban vivos. Cuando aparecen, 72 días después del accidente, ese enigma se clarifica. Viene la lista de los 16 sobrevivientes, y hay 16 porque hay 29 muertos. Es el momento más dramático de tu juventud. En la lista de los vivos había inmortales, y la otra también estaba llena de inmortales. Eso genera una obsesión. Es un caso único en el que los vivos están porque los 29 muertos ofrecieron sus cuerpos para que vivieran los 16. Esa es la consigna nueva de la película y que está en el libro, pero en la película se reafirma con más vehemencia.

Tras la noticia de que estaban vivos, el primer titular que aparece en la prensa en Chile es ‘Que Dios los perdone’, porque lo que se sabe es el tema de la necrofagia. De ese titular viene toda la fantasía apocalíptica. Pero lo que ellos demuestran es lo contrario: que la fantasía de que el hombre se convierte en un lobo para el hombre, como dice Hobbes (Thomas), es mentira, o al menos esto lo desmienten ellos cuando llegaron a Montevideo. Nada en esta historia es unívoca. En aquellos años la sociedad los recibe muy bien, pero dejan volar la imaginación y salen varios libros y hubo que hacer otro que acallara todo eso.

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En mayo de 2011 recibo un email. Yo no conocía a Bayona, de casualidad había visto El orfanato, y Belén (Atienza)había estado involucrada con El laberinto del fauno, o sea que tenían prestigio y seriedad detrás. El email está firmado por Jota, pero Belén está detrás porque es su íntima amiga. Recibo un email de un director que admiro, pero no conozco. Yo decía que era una historia de una obsesión, y es como si él hubiera acompañado esta obsesión. Tenía 25 años menos que yo, no era uruguayo, no fue al mismo colegio, no jugaba al rugby, no conocía la historia del republicanismo de Uruguay, y conecta con esa obsesión, ¿por qué conecta?

Conecta porque había leído el libro. Ahí es cuando me vinculo contigo, Carmen. Vinimos, en 2010, a presentarlo con dos sobrevivientes, Daniel Fernández Strauch y Antonio Tintín Vizintín. Hicimos bastante ruido en su momento. Les llegó a ellos, a los amigos de la infancia de Belén. Cuando los conocí me hablaron del libro y temblaban. Ahí entendí el email. Para nosotros era una obsesión, pero cruzando el Atlántico no pensé que pudiera vibrar de esa manera.

El email es de 2011. Empieza un proceso lento, porque el libro lo escribo yo, pero es con los testimonios de los sobrevivientes. Es coral, realmente. La pluma soy yo, el que los entrevisto, hablo con los familiares de los muertos, sintetizo, edito. Luego viene el proceso. Bayona estaba trabajando para otra película, Lo imposible. Un título que sale de La sociedad de la nieve, como lo ha contado Bayona.

En 2016 empezamos a trabajar focalizados en hacer la película y pasamos por una carrera de postas de vuelta. Me involucro desde el principio, era como el representante y responsable de toda esa comunidad inmensa que son los sobrevivientes y las familias de los que no volvieron.

Lo diferencia de hacer una historia real que ya fue contada es que tienes que ser fiel a los mojones que no puedes cambiar, el accidente: el día 13, el infierno, cuando escuchan la radio que dicen que están muertos… Pero lo que pasó en medio de los mojones, la navegación, eso fue lo que nos planteamos desde 2016, cómo navegar, cómo explorar ese territorio desconocido. Y la segunda consigna era incluirlos a todos.

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El punto de Numa Turcatti, el último que murió, fue idea de Bayona. El libro es coral, pero la película tiene que dar un paso más y, sobre todo, en un tema vida o muerte, preguntas que nos planteamos desde que nacemos hasta que nos morimos. Y si esto es coral, tiene que integrar a los que no volvieron. Porque hay 16 vivos en tanto que hay 29 que murieron. El pacto de la mutua de la donación de órganos, esto es disruptivo cuando no existía la donación de órganos.

Bayona, Belén y Sandra dicen que pongamos el foco no en el chico que recibe el cuerpo, sino en el chico que lo ofrece, soy sobreviviente y combustible al mismo tiempo. Vamos a ver cuál es el camino que no está contado. Que nos va a llevar a un resultado completamente diferente.

Yo decía que íbamos a crear una ola, lo que no sabía es que la ola era un tsunami. Está el streaming que es una explicación y el fenómeno de los jóvenes. Porque es una historia de veinteañeros. Es un tema de ellos. El tema acá es la fraternidad, es una oda a la amistad, por la pandilla, es entregarse por el otro. A los padres los das por sentado que el amor se va a generar, pero al amigo que elegiste por afinidad y con el que te moldeaste eso es una cofradía. En la juventud haces entregas que en la edad adulta lo piensas dos veces.

Casi todos los muchachos tenían algo que aportar. Cada uno es una hipérbole de sí mismo. En una situación desesperada, en el cúmulo de penurias, todos dan lo mejor de sí, todos son su mejor versión. La adversidad extrema en vez de tornar egoísta se torna generosa, altruista y saben más. El ser humano agudiza sus potencialidades, no las apoca.

El primero de septiembre de 2023 la película la vieron los sobrevivientes y familiares de los que fallecieron, 350 personas. Fue el día más conmovedor de nuestras vidas. Nos jugábamos todo. Nos jugábamos lo más sagrado que tiene le ser humano: la confianza.