María Peláe: “Soy más resultado de mi trabajo que de mi duende”
La medicina perdió a una doctora, pero la música ganó a una de las cantautoras, cantantes y artistas más innovadoras y queridas de España de los últimos años: María Peláe. Lo hace desde fronteras movedizas del flamenco, la canción de autor con tintes reivindicativos y ritmos más actuales, a los que ella añade, además, componentes como el humor, la ironía y la poesía. Incluso ha mezclado con éxito a Lola Flores con Calle 13.
María Peláe (33 años, Málaga, 1990) terminó graduada en Antropología y publicó su primer álbum en 2017, Hipocondría, el segundo en 2022, La folcrónica, y prepara el tercero. A los 16 años empezó a hacer la mili de los artistas, actuando en múltiples bares y salas de concierto, entre las que destacan los espacios madrileños La Fídula y Libertad 8. Hoy, con tantos compromisos, dice que “si tuviera más tiempo libre iría a más tablaos, a más conciertos”.
La autora de canciones como Reina mora, La niña, Y quién no, La quería, El tío Juan, Por si te vas y Gato marinero fue la invitada del mes de abril al ciclo Así nacen las canciones de Ámbito Cultural, coordinado por Fernando Neira. En el encuentro, en la Sala Callao de El Corte Inglés, de Madrid, la artista interpretó algunos de sus temas y de su conversación amena y con mucho humor surge este Diccionario María Peláe:
Acento andaluz
Uno de mis handicaps ha sido mi acento, por ser muy andaluza. Me dicen: “No se te entiende, hablas muy rápido”. Yo también he trabajado en una oficina y soy lo suficientemente lista para ralentizar lo que digo.
Antropología
Me ayuda a observar cosas que yo venía mirando, pero a observarlas desde las profundidades. Sobre todo, aprendí a irme de Málaga por primera vez y pagar el alquiler tocando. Empecé a hacer los malabares entre estudiar, tocar, un poco de todo. Después trabajé, hice el último año mientras trabajaba y estudiaba. Incluso trabajé en Desahucios como trabajadora social.
Aprendizaje
Mis canciones antes duraban seis o siete minutos, me desahogaba como una loca. Hay que saber qué canciones son para la gente, qué canciones son para ti. Conocer el punto intermedio. Hace falta una lavada de humildad y decirte: “No estás cantando bien, tía”. Si tienes las cualidades, pues ve a clases o grábate mucho y escúchate. En mi caso ha sido grabarme mucho y escucharme. Para el baile tomé clases de flamenco, la posición corporal. Hay muchas cosas siempre qué aprender. Me queda mucho margen de mejora.
Artista vocacional
Tuve una llegada tardía. Lo descubrí desde el momento en que vi que, de mis diez horas del día, la hora feliz era cuando la reservaba para tocar la guitarra. Entonces, si mis formas eran esas, podía llegar a gente, o no. Y ahí viene la segunda parte, porque puedes sentirte muy artista y recibir aplausos, pero no depende muchas veces ni de ti ni de tu talento. Por eso estoy muy agradecida de que llegue a un concierto y haya gente. Aunque también lo gozaba antes si venían diez o cinco personas.
Composición
Ahora hay una doble cara en todo esto: antes componía porque me salía, ahora hay veces que hay que componer porque hay que sacar cosas nuevas. Hace dos meses saqué un single y ya está la gente preguntado: ¿Y el siguiente single? Somos muy ligeros en general. No se da tiempo que maceren las canciones.
Consejos
Si hablara a la María de los 13 años le diría: “Nada es tan importante”. Yo vivía cada cosa con una ansiedad, un agobio, una tensión, un mal rato, una tristeza, a veces, de lo tengo que dejar ya, ¡No! La música va a estar ahí siempre, lo mismo si la dejas un tiempo y, dentro de un año, dices: la voy a ver ahora, porque lo necesitas o quieres. No tomar cada decisión como lo último. En general, nada es tan importante. Disfruta cada
momentazo.
¿Duende o trabajo?
En mi caso creo que ha sido más trabajo. Parece que cuando alguien está en un escenario creen que todo es fruto del don y, evidentemente, uno tiene de pequeño algo en la garganta, pero el arte conlleva muchas cosas más, igual que otros trabajos. Aprender, mirarte muchos vídeos, las críticas y tomar clases de lo que peor se te da. Hay que tener ese punto de querer avanzar y no creer que todo está hecho. Pasa en todas las profesiones.
Humor
Cuando decidí entrar a Tu cara me suena el consejo que más recibí de la gente que me quiere fue: “No dejes a Pilar”, mi psicóloga. Se lo dije, y Pilar pasó. (Y María empieza una pequeña comedia) Ella se va a las cosas importantes en plan “vale, pero ¿cómo llevas tu automatismo del humor?”. Y yo: “Vale, ¿me puedes dejar tregua un día, Pilar? (lo dice entre risas). Ella se mea de risa. Hay veces que digo: “Tú tenías que pagarme a mí. Tú te pasas esa hora y media de lujo. Porque yo le cuento mis problemas así (y se ríe). No te puedes imaginar cómo me dio un ataque de ansiedad, espera cuando te cuente el por qué. Y ella me mira así (y María hace un gesto serio).
Lesbiana
Cada uno obra como considere. Yo, en mi caso, dije que era lesbiana porque era un altavoz; no por nada personal, como una referencia. De pequeña no tenía ninguna referencia de una mujer lesbiana, ni en series, ni en películas, ni en familiares. Pero te hacen sentir rara, diferente, extraña, cuando ves que es tan natural como la vida misma. La parte de la gente de la cultura y las artes llegamos a las casas de la gente. Y si puedes meter una pildorita de libertad con arte, pues... Es muy bonito ver cómo eso puede llegar a las casas y haber ayudado.
Lola Flores
No estoy hasta el moño de que me digan que soy la nueva Lola Flores de los millennials. Es una mezcla entre vergüenza y respeto máximo. Al principio, sobre todo, tenía miedo a cómo se lo tomaba su familia. Aunque eso no ha salido de mi boca. Entiendo que, cuando sale alguien nuevo, los medios tienen que decir algo para que a la gente le venga una referencia rápida. Y dije: “Ay, Dios mío, Lolita, Rosario, ¿cómo se tomarán ellas esto?, cuando ahí hay unos genes de arte”. Incluso parece que me estoy aprovechando de su nombre. Mi cabeza iba por ahí. Todo eso se me quitó cuando conocí a Lolita y a Rosario, y se dieron cuenta de que todos los homenajes que he podido hacer a Lola Flores o lo que he hablado de ella es desde el más puro respeto y amor posible.
Lola Flores fue amor heredado. Mi abuela era muy fan de ella y me lo inculcó. Yo tengo la muñeca de Lola Flores encima de mi mesilla de noche, era de mi abuela. Por las noches le doy un beso en la frente y le digo: “Buenas noches, Dolores”. Es una manera de darle un beso a mis seres queridos.
Personajes
Hay veces que invento personajes para mis canciones, pero, precisamente, para sacar cosas que yo sé que mi propio personaje no podría explicar. Es parte de lo bonito del arte, hacer uso de la imaginación para explicar ciertas cosas.
Timidez
Durante los cuatro o cinco primeros años en esto, me daba vergüenza levantar la cabeza de la guitarra. No dejaba prácticamente que la gente me aplaudiera. Cuando termino una canción y veo que me aplauden, digo rápido: “¡Gracias, gracias, gracias! La siguiente”. La música y estar encima del escenario es lo que me han quitado un poco la timidez.