“Las canciones pueden ser curativas, pueden hacerte ver otra luz”: Víctor Manuel
“Las canciones pueden ser curativas y, a veces, reconfortan y, también, te pueden llevar la contraria”, afirmó Víctor Manuel, uno de los cantautores más importantes de los últimos sesenta años en España. Lo dice en un preámbulo de la gira con la que celebrará sus 75 años titulada, precisamente: La vida en canciones: El escenario lo cura todo.
Con sus historias cotidianas, sociales e íntimas, musicalizadas en letras muy poéticas, ha crecido la España de la democracia. Víctor Manuel (Mieres del Camino, 7 de julio de 1947) evocó su vida artística, y algunos pasajes personales, en el ciclo Así nacen las canciones, del mes de mayo, en la sala Callao de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, Madrid, presentado por el periodista Fernando Neira. (Puedes ver el vídeo completo en este enlace).
Vestido de negro, Víctor Manuel estuvo acompañado al piano por su hijo David San José y por su esposa, Ana Belén, en primera fila del público. El artista desgranó parte de sus ideas políticas y artísticas. Empezó por reconocer que nunca se imaginó llegar a esta edad cantando:
“He sobrevivido a mi padre cinco años. Yo tenía ambiciones más pequeñas cuando empecé a cantar. Quería hacerme famoso de alguna manera, escribir canciones, que las conociese la gente, ganar alguna peseta y volver al pueblo y poner una cafetería. Después la vida me fue llevando por otros lugares y con otras ambiciones”.
Varias de sus canciones forman parte de la biografía sentimental y política de los españoles. Pero esta no es una despedida de Víctor Manuel. Cuando eso ocurra será fiel a su estilo de discreción:
“Lo más peligroso de todo es saber cuándo tienes que dejarlo. Yo no lo diré. Lo dejaré, y ya. No haré anuncio de ‘Me retiro’. Cuando no me den las fuerzas, me agobie demasiado o no pueda estar en el escenario dos horas me retiraré”.
De lo que no se retirará será de sus opiniones sobre su país. De hecho, su último disco se titula Casi nada está en su sitio. Cuatro años después del lanzamiento dice:
“Parece que estamos siempre a lo mismo. Han pasado tantas cosas domésticas e internacionales. Siempre nos vemos a punto de resbalar por una pendiente que no tiene fin. Es un agobio permanente. Nos acostumbramos. Pero si alguien nos viese desde fuera diría: ‘¿Pero por qué les pasan tantas cosas a estos españoles?’. Pero vale la pena”.
Militante del Partido Comunista en su juventud, Víctor Manuel, cuyo abuelo paterno fue fusilado en la Guerra Civil, es un optimista y pacifista:
“Si militas en un partido que sabes que no tendrá ni una uña de poder eres un optimista recalcitrante. Quieres cambiar el mundo desde la nada. A mí no me paraliza el pesimismo, ni lo que veo alrededor. Siempre me parece que merece la pena intentarlo. Pero es un país muy duro, con una clase política muy zafia cada vez más. Visto a nivel internacional es tan ridículo todo, es muy doloroso, es muy difícil”.
Los primeros temas que interpretó esa tarde fueron El cobarde y La madre. Ha perdido la cuenta del número de canciones que ha compuesto. En los años setenta privilegió la militancia sobre el arte y fue un poco olvidado. En 1977 dio el cambio que lo ha traído hasta hoy. Publicó Corazón tendido al sol. “Me cambió la vida completamente”, reconoció para luego cantarlo:
Aunque soy un pobre diablo
Casi siempre digo la verdad
Como fuego abrasador
Siempre quise ser el que no soy
No transcurre el tiempo junto a ti
No existe el reloj
No tiene sentido entre tú y yo…”
El secreto de cómo consigue que muchas de sus canciones perduren no lo tiene claro:
“Hay canciones buenas y perdurables que salen en poco tiempo. Otras se enquistan. Tengo recuerdos de canciones que han salido en dos horas, como Solo piensos en ti, fue empezarla y acabarla. Hay canciones que dan trabajo y otras no. Recomiendo el libro El misterio de la creación artística, de Zweig, que explica muy bien esa cosa espontánea que es muy difícil de explicar. Cuando te vas haciendo mayor te cuesta más trabajo porque lo piensas más. Antes tenías más manga ancha. Ahora hilas más fino y te cuesta más trabajo pasar cualquier cosa”.
Víctor Manuel se emocionó al recordar que algunos de sus temas son cantados por mucha gente y que mantendrán viva su memoria en eso llamado eternidad.
Muchas de sus canciones sirven de retrato de la realidad. Otras, cree que deberían gustar y no han interesado. Una de ellas, confiesa, es Canción pequeña, inspirada en Ana Belén, destinataria de varias de sus canciones, que interpretó desde lo más profundo:
Cuando te pones a escarbar en la memoria
Vas escogiendo del pasado aquellas cosas
Que te apuntalan, que te reafirman, que te enrocan
Que te protegen de algunas sombras
Yo tan esclavo como el labio de la boca
Yo tan atado como el niño a su pelota
Tan desarmado como un rey sin su corona
Como una barca sobre las olas…
Descifrar el soplo de inspiración es un misterio, incluso para Víctor Manuel:
“Para crear tienes que estar un poco pa’llá. No tiene que importarte quedar bien con uno o con otro. Pones lo que se te pasa por la cabeza. Al mismo tiempo es una fortaleza tuya”.
En 1982 compuso España camisa blanca de mi esperanza, cuando el país era otro. Ahora volvió a escribir otra canción que mira a su país actual porque le “quemaba” lo que veía, y, entonces cantó Digo España:
Digo pared encalada
Al fondo hay un mar de olivos
Digo La Alhambra y Las Ramblas
Se oye al fondo una guitarra
Casi nada está en su sitio
Digo España
(…)
Niego que no haya salida
Quien decide las batallas
Quien nos regala las armas
Borremos todas las lindes
Que dividen y separan
Digo España.
Más adelante reconoció que las canciones pueden ser curativas, “pueden hacerte ver otra luz, otro camino. Lo que creo es que las canciones no solucionan nada, pero con reconfortar ya suficiente”.