La última cámara descubierta en la pirámide de Keops demuestra que no se sabe nada de ellas
La última cámara descubierta en la gran pirámide de Keops (de Guiza o Jufu, la más grande de Egipto) ha abierto nuevas puertas de misterio y especulaciones. Es una bóveda de 9 metros de largo por 1.80 de alto y ancho, con un techo a dos aguas y una especie de banco al fondo, situado sobre la galería central de la pirámide. No se sabe cuál era su función, pero las primeras declaraciones apuntan a que se trata de un método para aliviar cargas y garantizar la firmeza de su estructura. La función de rituales ha sido descartada, de momento.
El hallazgo, anunciado a comienzos de marzo de 2023 por ScanPyramids, fue analizado por Nacho Ares en una conferencia de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés de Madrid, en Callao. Lo que confirma este descubrimiento, afirmó el experto, “es que lo más llamativo es que no sabemos nada de las pirámides”.
A pesar de tantas investigaciones y estudios de estas construcciones, de unos 4.500 años, añadió el autor del libro La pirámide blanca, “es que no sabemos cómo se construyeron las pirámides, no sabemos cuándo empezaron y cuándo se terminaron, no sabemos para qué servían, aparte de ser una tumba, y desconocemos la estructura que las rodeaba que eran una parte de un todo. Es mucho lo que queda por saber. Este tipo de hallazgos van a ser más comunes y frecuentes en los próximos años”.
Y es, precisamente, por todos estos vacíos que las pirámides fascinan cada vez más.
El proyecto ScanPyramids, formado por expertos japoneses y franceses, utilizó desde 2017 una de las tecnologías más sofisticadas para detectar vacíos dentro de estructuras como estas: los muones. Se trata de la técnica de radiografiar muones, partículas de rayos cósmicos que atraviesan todo y su seguimiento permite crear modelos tridimensionales de su interior, es decir, detectar vacíos. Esta tecnología necesita de unas placas en la base de la construcción estudiada para recoger los muones que atraviesan el campo analizado.
Después de varios meses de recopilación de datos, en 2019, ScanPyramids empezó el análisis de los mismos y dieron con este vacío de esta pequeña galería de la Cara Norte. Este hallazgo, contó Nacho Ares, confirmó la teoría de 1987 de los arquitectos Gilles Dominion y Jean-Patrice Goidin, plasmada en el libro Los nuevos misterios de la gran pirámide, donde hablan de esta galería.
En los últimos treinta años se ha buscado e investigado mucho para tratar de descifrar los secretos de las pirámides, en especial, la de Keops. Pero, la verdad, aseguró Nacho Ares, es que “no sabemos a ciencia cierta si Keops estaba enterrado allí, ni qué otras funciones tenían las pirámides, además de tumba o sitio de peregrinaje. En la gran pirámide no aparecieron textos religiosos que es lo normal en las pirámides de la época. Son cosas que se nos escapan”.
Heródoto, recordó el experto, cuando visitó las pirámides en el siglo V, escribió que los sacerdotes egipcios le contaron que la tumba de Keops estaba dentro en una isla en el centro rodeada de agua. “Lo cierto es que la gran pirámide tiene más habitaciones de lo que pensábamos”, señaló Ares.
Es un edifico muy complejo desde el punto de vista estructural, arquitectónico, de ingeniería y del significado, afirmó Ares. El interior de esta construcción cuenta con pasadizos conectados, de manera ascendente y descendente, la cámara del rey, la cámara de la reina, la llamada gran galería y una cámara subterránea abandonada.
Keops, recordó el experto, es un monumento colosal de una altura original de 146,59 metros, pero hoy tiene diez metros menos, y 230 metros de lado. “La altura es similar a la de la Torre Picasso, de Madrid. Se calcula que posee dos millones de bloques de piedra, pero no rellenan toda la pirámide. No es que sea propiamente hueca, pero no está construida con la misma calidad de la piedra que las recubre. Los egipcios utilizaron muchas fórmulas de relleno, como arena, para acabar rápido la construcción. Todos los bloques no tienen el mismo tamaño, y entre unos y otros hay varias formas de relleno”.
Las pirámides, en su origen, estaban cubiertas por unas losas de piedra caliza y lo que hoy se ve es el esqueleto, con el efecto óptico de que todas las piedras son iguales, pero no es así, son muy irregulares.
Otro de los hallazgos de las últimas décadas que destacó Nacho Ares es el relacionado con las pruebas de carbono que han datado hasta los 4.500 años su construcción, y no los diez mil de los cuales había hablado siempre.
Las pirámides fueron saqueadas cuatrocientos años después de su construcción, unos 2.200 años antes de Cristo, para llevarse los tesoros de las tumbas, según algunas cartas de la época. Incluso, los bloques de piedra han sido trasladados para edificios de las ciudades próximas.