La poesía se enriquece con la pintura de Sorolla y la música popular
“Mi amor por la poesía emerge del movimiento, ¿qué puedo decir de recitar en casa de quien se mueve como el agua?”, reconoció la poeta Marta Vicente Antolín sobre el recital en el madrileño Museo Sorolla. Allí, veintidós poetas, de España y América Latina, empezaron la celebración del Día Mundial de la Poesía, el 21 de marzo de 2024, precedidos por la voz de Pastora Vega.
Organizado por Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, y La Piscifactoría Laboratorio de Creación, este homenaje hermanó los versos con la pintura, la música, la actuación y el performance. Por la mañana en la casa del gran artista valenciano y, al final de la tarde, en la Sala Callao de Ámbito Cultural. Es la segunda ocasión que unen la poesía con las artes, tras el recital en el Museo del Prado en 2023.
La obra vitalista de Sorolla es vinculada con la poesía “al expresar con sus pinceles una nueva sensibilidad, luminosa y pura, en torno tanto a las grandes cuestiones sociales del momento como a la belleza de nuestro país”, recordó Acacia Sánchez Domínguez, del Departamento de Prensa del Museo Sorolla.
En la celebración de la tarde, en la Sala Callao, Gonzalo Escarpa, coordinador del evento y director de La Piscifactoría, abrió la jornada con toda una declaración de intenciones:
“Esta es nuestra primera y última palabra: los poetas bajaron del Olimpo. Para nuestros mayores, la poesía fue un artículo de lujo, pero para nosotros es un artículo de primera necesidad. No podemos vivir sin poesía. A diferencia de nuestros mayores, esto lo digo con mucho respeto, nosotros sostenemos que el poeta no es un alquimista, el poeta es un hombre como todos, un albañil que construye su muro, un constructor de puertas y ventanas. (…) El pensamiento no nace en la boca nace en el corazón… del corazón. Nosotros repudiamos la poesía de gafas oscuras, la poesía de capa y espada y la poesía de sobrero alón. Propiciamos, en cambio, la poesía a ojo desnudo, poesía a pecho descubierto, poesía a cabeza desnuda. No creemos en ninfas ni tritones, la poesía tiene que ser esto Una muchacha rodeada de espigas. No ser absolutamente nada. (…) Mientras otros propugnan la poesía de la noche, nosotros propugnamos la poesía del amanecer. Los resplandores de la poesía deben llegar a todos por igual. Poesía alcanza para todos. Nosotros condenamos, y esto sí que lo digo con respeto: La poesía de pequeño Dios, la poesía de vaca sagrada, la poesía de toro furioso. Contra la poesía de las nubes. Nosotros oponemos la poesía de la tierra firme. Cabeza fría, corazón caliente. Somos tierrafirmistas decididos. Contra la poesía de café, la poesía de la naturaleza, contra la poesía de salón, la poesía de la plaza pública, poesía de protesta social. Los poetas bajaron del Olimpo”.
Y lo hicieron este 21 de marzo de 2024, para celebrar su día con la pintura y con la música. La sesión de la tarde empezó con Miguel Ángel Vázquez, editor de La Imprenta, y con su ecopoesía. De la ecoansiedad a la esperanza en comunidad, pasando por la ecopoesía crítica.
Vázquez leyó sus primeros versos que se repetían como un eco a través del altavoz creando una estela de voz sobre los nuevos versos:
Cántale tus logros a la montaña
Los valles gritan tu meta y tu afán
Explícale a un ave tus victorias.
Y ahora detente
Quédate bajo el cielo
Escucha la hierba
Hazte silencio
Con el río.
Mira la vida
Eres pequeño
Eres pequeña
Adéntrate en la tierra.
El poeta recordó que el término ecopoesía lo inventó el poeta chileno Nicanor Parra, hace cuatro décadas con sus ecopoemas. En ellos ya denunciaba la crisis medioambiental. “Decía que los poetas tuvimos la obligación de cantar los poemas de problemas. Y qué mayor problema hoy que el colapso hacia el que avanzamos”. Y terminó leyendo algunos poemas de Parra:
Francamente no sé
Qué decirles
Estamos al borde de la tercera guerra mundial
Y nadie parece darse cuenta de nada.
Si destruyen el mundo
¿Creen que yo voy a volver a crearlo?
*
Me decepciona, señor, alcalde
siguen quedando palmeras
en la avenida de la Paz.
La hora de los poetas clásicos llegó con la lectura entusiasta del actor Miguel Rellán, que los alternó con coplas populares. Recordó que lo clásico es clásico porque, como decía Italo Calvino, nunca terminan de decir lo que llevan dentro.
Citó a García Lorca y a Lope de Vega y a Góngora y a Antonio Machado y a Rubén Darío. Recitó letras de fandangos populares como:
Qué barato te vendí
Caballo que tanto quise
Que barato te vendí.
Ahora que tengo dinero
Vengo a pagar por ti
Diez veces lo que me dieron.
No faltó Francisco de Quevedo
Soñaba una doncella que dormía
con un galán que amaba tiernamente,
y que él en todo andaba diligente
y descuido ninguno no tenía.
Ella, aunque mal, al fin se resistía,
diciendo: “¿Qué dirá de mi la gente?”.
En efecto cumplió con su accidente,
dando los dos remate a su porfía.
El galán la besaba y abrazaba
con más calor que un encendido leño;
lo dulce a derramar no comenzaba.
En mitad de la velada fue el turno para la ultrapoesía venida de México con Necorita, con Jessica Rodarte y Gabino Flores. En la pantalla del escenario un vídeo en blanco y negro de un bosque sobre el que caen, desde el cielo, lágrimas de dos ojos. Una música de fondo con sonidos entre cósmicos y espirituales, con Jessica Rodarte en una especie de liturgia en silencio. De pronto, sonidos de aves y la voz de ella:
Recuerdo la sutileza
de un espejo de agua.
La piedra suspendida
A punto de brotar
En un retrato
Hablado
Luego pasó a Gonzalo Escarpa un libro con poemas. Él leyó uno, y luego, pasó las hojas a otra persona y así durante varios minutos.
Desde el centro de la tierra
el tacto del cosmos
templa la voracidad
de los nombres
Llegó, después, el momento del cantautor Gonzalo Hormigo con su guitarra:
El Niño miraba la flor
vaya que rosa tan roja
Que deslumbra a todas
con brillos de amor
Vaya cómo me mira
Vaya cómo la miro yo.
Cantó versos de Consejos, de Antonio Machado:
Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
-así en la costa un barco- sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa.
La música cambió su acompañamiento, de la guitarra de Hormigo al piano de la cantante y compositora venezolana Edith Salazar y su Besaré tu piel:
Yo quiero ser el agua fresca
Que puedas beber
Si estás sediento
Saciaré tu sed
Me vuelvo río
Cada atardecer
Yo quiero ser el viento suave
que bese tu piel…
Después dio paso a boleros clásicos como Piensa en mí, de Agustín y María Teresa Lara:
Si tienes un hondo penar, piensa en mí
Si tienes ganas de llorar, piensa en mí
Ya ves que venero tu imagen divina
Tu párvula boca que siendo tan niña
Me enseñó a pecar
Piensa en mí, cuando sufras
Cuando llores, también piensa en mí
Cuando quieras quitarme la vida
No la quiero para nada
Para nada me sirve sin ti.
La velada la cerró el dúo chileno de Emilia y Pablo. Una combinación de voz, artes escénicas y folclore latinoamericano y flamenco con temas como Sembrando la primavera, de Los cojolites y Natalia Lafourcade
Mi madre me dijo un día floreando la primavera
Floreando la primavera mi madre me dijo un día
Mi madre me dijo un día floreando la primavera
Floreando la primavera mi madre me dijo un día
Con mucha sabiduría que la vida la viviera
Que la vida la viviera con mucha sabiduría
Con mucha sabiduría que la vida la viviera
Que la vida la viviera con mucha sabiduría.
Y así, después de tres horas, con la noche afuera, terminó el homenaje a la poesía en compañía de arte y música con diferentes poetas y formaciones y estilos de referencia en lo que se refiere a la fusión de las mejores letras con melodías inolvidables.