Ideas, misterios y verdades fascinantes de La imagen poética
Todos los caminos pasan por la poesía. Y la poesía pasa por todos los caminos, y personas. Esa es una de las lecturas que subyace en nuestro Taller de Poesía #LdeLírica, en especial el que se dedicó al tema La imagen poética, celebrado el 2 de abril en la sala de Callao, Madrid. (puedes ver el video aquí). Una hora y media en la que, a través de la búsqueda de ese concepto, nos asomamos a la madre de todas las preguntas: ¿qué es la poesía?
La ruta hacia La imagen poética tuvo paradas en Definición, Signo lingüístico, Momento oceánico, Extrañamiento, Retórica. El guía fue Gonzalo Escarpa, poeta y coordinador de este taller mensual presencial y en streaming y del ciclo #Lde Lírica. Un asunto complejo que llegó después de otros talleres con temas difíciles como La prosa poética, “que no es fácil porque se confunde con los poemas en prosa”; como El verso libre, “complicado y confuso porque para empezar está mal nominado, es más verso despendolado porque en poesía hay muy pocas cosas realmente libres, aunque pensemos que es el género de la libertad máxima”, explicó Gonzalo Escarpa.
Hasta que se llegó a La imagen poética, que no es lo que parece. Esta época, según el coordinador del taller, más que una era de la imagen es una época textual, con mensajes, lecturas dispersas, letras por todos lados y demás lecturas en la red.
La aproximación a lo que es la Imagen poética empezó con varias definiciones populares, de poetas y de intelectuales.
“Hay quienes creen que la poesía es solo imagen y que sin ella no hay poesía. No estoy de acuerdo. Para mí la poesía es música y misterio”, sentenció Escarpa. Otros, añadió el poeta, han pensado que la idea de arte es la del pensamiento por medio de imágenes. Y, por tanto, sin imagen no hay poesía ni hay arte. “Nos dicen que la imagen es la unidad mínima capaz de reproducir en nosotros el efecto estético del arte”.
Aclaró Escarpa que cuando aquí se habla de imagen no siempre nos referimos a imágenes gráficas: hay imágenes auditivas, olfativas, sensoriales...
En este rosario de ideas alrededor de la imagen poética no podían faltar Platón, Roland Barthes, Jean-Paul Sartre y Juan Eduardo Cirlot. Para Barthes, recordó Escarpa, “la imagen es hasta cierto punto un límite de sentido’. Ya saben que la poesía tiene que ver con la construcción de sentido”. Para Sartre “la imagen es una conciencia degradada del saber”. Platón apareció ante las referencias a la realidad y su representación en las que su Mito de la caverna tiene mucho que decir sobre realidades, sombras y lo original. Para Cirlot, poeta, mitólogo, historiador, crítico de arte e iconógrafo barcelonés, “una imagen es un conjunto de formas y figuras dotado de unidad y significación”.
El taller se decantó por las reflexiones e ideas de Cirlot, autor de obras como el Diccionario de símbolos. Gonzalo Escarpa fragmentó las palabras de Cirlot, a partir de las cuales reflexionaba para ir armando una especie de relato por entregas que despejaba la respuesta a la imagen poética que se puede resumir así en palabras del poeta barcelonés:
“Es un conjunto de símbolos herméticos. Una imagen ignota es una conexión de palabras, conceptos, formas o colores que no corresponden a nada habitual, a nada presente en la realidad exterior ni en los sentimientos normales. Estas imágenes ignotas crean su modo de realidad y expresan la necesidad de ciertos espíritus de vivir en ella. El mundo y la imagen simbolizan estas imágenes; la síntesis de lo desconocido, lo anterior y ulterior al hombre. Lo que le circunda sin que sus sentidos o su inteligencia puedan advertirlo y hacerlo suyo”.
Una definición entre poética y reflexiva con imágenes e ideas en movimiento que apelan al intelecto y a la sensibilidad.
Hay dos posibilidades en el mundo, afirmó Escarpa: representar la realidad o inventarla. “¿Cuál prefieren ustedes?”.
“La imagen poética no es exterior. Percibimos una realidad interna que viene de fuera, pero la percepción es subjetiva. Vamos de la realidad física, de la mímesis a la fantasía. Ese viaje es lo que conocemos como creación”, explicó Gonzalo Escarpa.
Un elemento nuevo entró en juego al citarse a Carlos Bousoño que, “insiste en lo psíquico de la imagen poética. Dice: Poesía es la comunicación, pero de un conocimiento de muy especial índole. La poesía comunica un contenido psíquico tal cual es. Una síntesis de lo conceptual, lo sensorial y lo afectivo”.
Todo ello lleva al placer estético, aseguró Escarpa. Y fue más allá: “La poesía no es emoción a secas, sino percepción de la emoción. La poesía consiste en que el poeta perciba emociones, las sintetice y las brinde al lector que, a su vez, recibe esas emociones. Es decir que el poeta despeja la bruma de la emoción”.
No hay que olvidar que, añadió el poeta, las imágenes de la realidad no son nuevas y con el uso se automatizan, se fosilizan. “Las imágenes deben ser construidas como si las viéramos por primera vez. Ahí llegamos al extrañamiento”. Después llegaron los acercamientos a los conceptos prometidos para despejar la bruma de eso llamado imagen poética:
Signo lingüístico: el significante y el significado, dos conceptos indisolubles.
Momento oceánico, en William Blake es el efecto estético que produce en las personas la obra de arte. Es decir, explica Escarpa, “la bomba interna que nos explota ante las representaciones de los signos misteriosos de la realidad. O el llamado Síndrome de Stendhal”.
Al igual que en todas las artes, la clave está en el Cómo. No se trata, explicó Gonzalo Escarpa, “de explotar lo que todo el mundo siente, sino de aportar y suscitar nuevos sentimientos, inventar sentimientos. Enriquecer el campo de la sensibilidad y la conciencia humana dentro de una constante renovación de los aspectos de la realidad”.