El mundo digital es el nuevo gran aliado del Museo del Prado, la Biblioteca Nacional y el Teatro Real de Madrid. Tres de las principales instituciones culturales en España se acercan, cada vez más, al público gracias al desarrollo de sus webs y programas especiales de visita y consulta. La verdad es que la pandemia ha acelerado ese camino y lo han hecho y lo hacen con éxito. Han convertido la crisis sanitaria en una oportunidad y la han aprovechado para darse a conocer más y mejor con programas digitales innovadores que empatizan con las personas.
En tres diálogos de Ámbito Cultural, dentro del ciclo Cultura de tú a tú, durante el último año, los directores Miguel Falomir, del Prado; Ana Santos, de la Biblioteca; e Ignacio García-Belenguer , del Real, han contado cómo son dichas instituciones por dentro, cómo han actuado en estos tiempos de restricciones, cómo han hecho de la necesidad virtud y cómo han tomado un atajo hacia el futuro tanto en la parte administrativa y funcionamiento interno como en la manera de conquistar a más público.
Visita virtual al Prado
El Museo del Prado fue uno de los primeros con unos programas especiales de visita virtual durante el confinamiento, como pasear por las salas del museo en directo y complacer a algunas personas que les pedían un detalle de alguna obra. Una experiencia emocionante, contó Falomir, que luego han copiado otros museos de mundo. Después abrieron sus puertas con una hermosa exposición titulada Reencuentro, no solo por el reencuentro del museo con la gente y viceversa, sino del museo con el propio museo porque las obras permanentes se reordenaron y crearon diálogos inéditos.
Durante la pandemia, sobre todo en el primer confinamiento, reveló Miguel Falomir, las pinacoteca creció mucho en lo digital: “Con Reencuentro quisimos extraer la esencia del Prado. Se hizo un homenaje al siglo XIX, a los orígenes del museo. Por ejemplo, todo Velázquez quedó en una sola sala. El efecto fue como de síndrome de Stendhal. Cerca de Las Meninas se puso una suerte de retablo con los bufones de Velázquez. Se aprecia que el tratamiento que da a estas figuras de Corte es importante y visualmente es bellísimo”.
Sobre si el museo virtual ha llegado para quedarse, el director del Prado, dice que “no hay punto de retorno. Hay una serie de tendencias que ya habían empezado y esta pandemia las ha acelerado. Una de ellas es la importancia creciente de los paseos virtuales. Es increíble cómo han evolucionado. Es una gran herramienta educativa”.
El 65 o 70% de los visitantes del Prado son turistas extranjeros y van sobre todo por las obras de la colección permanente. Eso recuerda, reveló Falomir, que “está en cuestión el modelo de exposición blockbuster que cada vez es más cara y los museos son reacios a prestar sus obras emblemáticas. Es momento de centrarse en las colecciones”.
Y el Museo del Prado tiene otro factor a su favor, recalca Miguel Falomir: “Probablemente es la colección más autorreferencial donde unos pintores miraron a otros y aprendieron de otros. En ese sentido, el Prado tiene gran potencial”.
La Biblioteca nacional en nuestras manos
La Biblioteca Nacional de España, con sede en Madrid, es otra gran institución en diálogo permanente con el público, en este caso lectores, profesores, bibliotecarios, estudiantes, investigadores… Cada año ingresan a la Biblioteca entre 450.000 y 500.000 ejemplares. “Y está en proyecto una nueva torre de almacenamiento porque ya no tenemos espacio”, explicó Ana Santos, su directora.
La Biblioteca se creó en 1712 y desde 1716 conservar “aquello que nuestro país ha sido capaz de crear”, explica Santos: “No solo material impreso, desde el Códice de Metz, del siglo IX, el documento más antiguo de la Biblioteca, hasta la web española con sus contenidos digitales. Tenemos toda clase de materiales, la música en todos los soportes, desde los cilindros de cera hasta internet; películas que se editan en nuestro país, toda la cartografía, las partituras musicales, una gran variedad de materiales, es la muestra de nuestra creación”.
Cada año la BNE saca todo a la Biblioteca Digital Hispánica. Se puede acceder a esos materiales desde los terminales de la Biblioteca o de las bibliotecas regionales de las comunidades autónomas, porque muchos documentos tienen derechos de autor y no se pueden poner en abierto. En digitalización está abierto todo lo que no tiene derechos de autor, es consulta libre y gratuita, lo de propiedad intelectual solo se consulta en la Biblioteca.
Ana Santos considera que “en España hay que avanzar en el mecenazgo, que las personas se sientan orgullosas de apoyar a las instituciones del país. Confío en que la ley de mecenazgo salga adelante”.
El futuro de la Biblioteca, afirma Santos, es “trabajar con proyectos de inteligencia artificial, una institución más volcada en la ciudadanía, más transparente de lo que se hace, una sociedad que confío sea más igualitaria”.
Lo mejor del Teatro Real en primera fila
El Teatro Real de Madrid fue de los primeros en el mundo que retomó sus representaciones tras la pandemia: “Mientras grandes teatros del mundo estuvieron cerrados, el Teatro Real de Madrid dio un paso al frente y abanderó la vuelta de la ópera a los escenarios de todo el mundo”, dice un video de la institución. Esto lo confirmó como uno de los 4 o 5 más relevantes del mundo junto al Metropolitan, de Nueva York; la Royan Ópera House de Londres; la Ópera de París y la Scala, de Milán.
El teatro, dice García-Belenguer, “es esa gran opera nacional de referencia. Es una casa de opera donde tiene que tener cabida el ballet y la danza como grandes artes escénicas, al igual que la música clásica, tiene que tener cabida la programación infantil y otras músicas”. Recuerda que desde hace tres años el flamenco entró al Real y destaca el valor de este.
“No es incompatible con que en verano hagamos rock, pop, cantantes de otros entornos musicales que hacen crecer la cultura y el público. Es una forma de acercar el Real a todos. Hay que romper barreras”, asegura el director.
Una de esas formas de romper barreras y llegar a más público, sobre todo público joven, destaca su director, es a través de las tecnologías digitales. García-Belenguer no duda en señalar que “el mundo virtual ofrece una grandísima oportunidad de disfrutar. Queremos que la ópera forme parte del consumo cultural de los ciudadanos”.
La transmisión en línea o en diferido de algunos estrenos y óperas importantes del Teatro Real de Madrid junto con otros escenarios del mundo en salas de cine o de otros teatros ya se hacía antes de la pandemia, pero la nueva situación ha perfeccionado esta estrategia divulgativa. Ahora, recordó García-Belenguer, se ha ampliado a transmisiones directas a los ordenadores, por ejemplo. La ópera, el ballet y demás artes escénicas al alcance de todos.
En esa estrategia de llegar a público más joven, rejuvenecer la programación y seguir ofreciendo pre estrenos de óperas solo con público joven.
“El reto es perseguir la excelencia con una programación que combine piezas muy conocidas y esperadas con otras más divergentes y contemporáneas”, afirmó el director. “Esa combinación”, añadió, “es para que el público disfrute de lo que le gusta y descubra otras obras”.
El Teatro Real de Madrid tiene entre 500 y 700 trabajadores que se mueven por todos lados en un edificio de más de 65.000 metros cuadrados. Por fuera no parece tan grande, pero tiene 16 plantas bajo tierra que representan 40.000 metros cuadrados.