Azahara Alonso: “Hay que crear burbujas de tiempo en las que no estemos disponibles y podamos hacer lo que nos apetece”
¿Su tiempo libre o de ocio lo dedica, realmente, a lo que desea? ¿A qué querría dedicarlo, si pudiera? Son dos de las preguntas que plantea Azahara Alonso (Oviedo, España, 1988) en su novela Gozo (Siruela), uno de los mejores debuts narrativos de 2023. Una obra en la que convergen múltiples géneros literarios a la vez que temáticas personales y sociales, transversales a la realidad, el pensamiento y la ficción, una obra que para muchos resulta difícil de etiquetar. Es parte de su éxito esta hibridación literaria acorde a estos tiempos de búsquedas expresivas.
La filósofa, poeta y novelista asturiana creó una narradora que piensa, como dice la autora, observa, reflexiona y se pregunta por su vida y el horizonte, con sensación de finitud de todo. Lo hace desde una de las islas de Malta y abriendo una puerta que oscila entre el trabajo, el turismo, el ocio, el tiempo libre y los verdaderos deseos. Interpela al lector y recupera ideas como: “No echamos de menos el sitio donde estuvimos, sino a nosotros en aquel sitio”, de Pierre Largese, en Communes de L’Agglomeration D’Elbeuf.
Azahara Alonso fue la invitada con la que Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, cerró, en diciembre, su ciclo de Club de Lectura de 2023, coordinado por el escritor Rafael Caunedo. De esa conversación surge este Diccionario Azahara Alonso:
Tiempo libre Gozo
Aquí hay un poco más de albedrío.
Ocio
Aquí, a veces, por ejemplo, queremos ponernos al día con una serie, porque de lo contrario no tenemos de qué hablar en cierto círculo. O queremos hacer aquello que teníamos pendiente. Que está bien, pero si ya tenemos un horario y la sensación de estar perdiendo el tiempo si no hacemos eso, se aleja del cometido, supongo. Cada cual lo disfruta a su manera. Lo que planteo es si, realmente, en el tiempo libre estoy haciendo lo que me apetece o estoy haciendo lo que debo.
Gozo
Intentaba formularme una gran pregunta: A qué quiero dedicar el tiempo o este tiempo del que dispongo, en un momento en el que vivimos un paradigma temporal–cultural, que es el del hípertiempo y el plazo, donde parece que todo se va a acabar. Es el paradigma que a mí me atraviesa y articula lo que pienso. Con ese plazo, con esa sensación constante de que todo se va a acabar pronto, hay que buscar una solución, pensé: “Ya que tengo esta sensación de finitud tan marcada, un horizonte que las generaciones anteriores con 35 años no tenían, qué sería lo significativo de hacer con el tiempo del que disponemos, si tenemos una cuenta atrás”. Quería contar que, para cada cual, el paraíso es una cosa muy diferente.
Narradora
Aquí hay un 60 o 70% de mí. Hay detalles que se parecen mucho porque me servían narrativamente para contar algo en otro plano. Pero mi necesidad no era contarme a mí, sino contar un espacio y hablar de ciertos temas, y, para eso, el recurso de un personaje de una narradora con la que el lector o lectora pudiera confrontar ideas era importante para desvelar esa capacidad de ponernos en el lugar de otro o de otra, a través de la lectura narrativa.
Identidad del trabajo
Una cosa que me preocupa es no saber desprendernos de la identidad del trabajo, porque nos hemos educado en eso, la siguiente generación no lo sé. Hay un cambio en la forma laboral, y es que hoy estamos disponibles todo el tiempo, y esa disponibilidad es lo que más marca la laboralización de la vida. Siempre estás disponible para responder a lo que sea del trabajo o para un amigo a la una de la madrugada, y si no, es que te ha pasado algo. Ahí es donde me gusta proponer, a mí misma, incluso, pequeñas burbujas de tiempo en las que no estemos disponibles y podamos hacer lo que nos apetece. Que no es no hacer nada. Porque yo no sabría no hacer nada. Me gusta hacer lo que me apetece y temo el momento que ya no me guste.
Empleos alimenticios
Estoy a favor de empleos alimenticios a los que no se les coge cariño y se pueden abandonar, porque una de las grandes cosas amenazantes de mi generación, pero también de clase, es el miedo a abandonar algo que parece el trabajo de tu vida, o de algo que si no tengo esto no sé qué voy a encontrar. Y eso es bastante diabólico porque, a veces, es en condiciones deplorables. Sin embargo, eso con un trabajo meramente alimenticio, que no tenga nada que ver con nuestros intereses, del que salimos y ni siquiera vamos a estar pendientes, o no tenemos la obligación de hacerlo. Además, es una forma de dignificar trabajos que, muchas veces, se miran con condescendencia, cuando, en realidad, y lo vimos en 2020, eran trabajos que sostenían la vida de todos. En ningún caso se merecen esa mirada por encima del hombro.
Turismo
Tengo algo con los turistas, pero creo que lo tenemos todos, en la medida en la que alguien llega de Lisboa, después de haber ido a hacer turismo, y dice: “Estaba lleno de turistas, no se podía pasear”. Esto ya nos indica que hay una doble visión de que nunca somos turistas; siempre nos sentimos viajeros, etcétera. No quería hacer una mirada condescendiente con los turistas, pero sí una mirada responsable en la medida que tenemos a la hora de actuar
Redes
Caemos inevitablemente en esa especie de trampa, con una gratificación emocional muy alta, de generar contenidos. Lo que no debería desaparecer es la conciencia de que estamos haciendo eso. Sé de gente que va a viajar y se preocupa mucho en la ropa que lleva para no repetirla en las fotos. Eso dice mucho de cómo ha cambiado y de una estetización importante de nuestro tiempo libre. Hay algo ahí para pensar. Lo que más me gusta para pensarlo es apoyarme en Susan Sontag, y cómo decía que, en aquel momento, en los setenta, las sociedades más trabajadoras, y ponía como ejemplo la alemana y la japonesa, fueron las que primero ejercieron la fotografía en vacaciones, porque era una forma de estar trabajando. A partir de ahí, quería contar la idea de cómo en ese tipo de ocio ejercemos exactamente un trabajo o un cometido que tenemos en el tiempo libre. Hay turistas que lo pasan fatal porque están cansados, no saben dónde ir a comer, están hartos, están deseando ponerse sus zapatillas en casa. Es revelador de cómo también hay una inercia en el tiempo libre.