Aragón: tras los ecos de Goya, Buñuel y Los amantes de Teruel a ritmo de jotas y rock
Entre la naturaleza, el paisaje y las aventuras que prometen los Pirineos y sus faldas de Aragón hay rutas artísticas que descubren el espíritu de sus pobladores cuyo rastro empieza en la música:
“Para mí, la jota es una expresión musical impresionante, que te sobrecoge. Es honda y emocionante, como una declaración de principios. Transmite voluntad, alegría y dolor. Vida, pero vida con dramatismo, con transcendencia. El ritmo y los cambios de tono son lo más importante. Irrumpe sin preámbulos, se impone”.
Así es la música con la que Soledad Puértolas, escritora zaragozana y miembro de la Real Academia Española (RAE), invita a asomarse a Aragón para sentirla desde sus raíces más profundas.
Con Buñuel
Una banda sonora para disfrutar de esta tierra evocada por Luis Buñuel en sus memorias Mi último suspiro (Taurus), que recomienda el poeta y narrador barbastrense Manuel Vilas con pasajes como este:
“La tierra del bajo Aragón es fértil, pero polvorienta y terriblemente seca. Podía pasar un año y hasta dos sin que se viera congregarse las nubes en el cielo impasible. Cuando, por casualidad, un cúmulo aventurero asomaba, tras los picos de las montañas, unos vecinos, dependientes de una tienda de ultramarinos, venían a llamar a nuestra casa, sobre cuyo tejado se levantaba el aguilón de un pequeño observatorio. Desde allí contemplaban durante horas el lento avance de la nube y decían, sacudiendo tristemente la cabeza:
-Viento del sur. Pasará lejos. (…)
Se puede decir que, en el pueblo en que yo nací (un 22 de febrero de 1900), la Edad Media se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial. Era una sociedad aislada e inmóvil…”.
Este libro de memorias del gran cineasta aragonés es la primera lectura que recomienda Manuel Vilas, cuya imagen de Aragón él mismo evocó en otra suerte de memorias titulada Ordesa (Alfaguara).
La obra cinematográfica de Luis Buñuel (1900-1983) está impregnada de ese mundo entre Calanda, donde nació, y Zaragoza, donde vivió hasta su primera juventud. Allí descubrió la magia de las películas en el Teatro-cine Farrusini situado en la calle San Miguel, donde años más tarde se construiría el Cinema Goya. El recuerdo de Buñuel de esta sala es “una hermosa fachada con dos puertas, una de entrada y otra de salida, y cinco autómatas de un organillo, provistos de instrumentos musicales, atraían bulliciosamente a los curiosos”.
Una aproximación más directa a Calanda se ve en el documental que hizo Juan Luis Buñuel, hijo del gran cineasta: Calanda y Calanda, 40 años después (1966). El otro acercamiento literario que propone Manuel Vilas a su tierra es con Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender, que era de Chalamera (Huesca).
Con Goya
En esta ruta artística por Aragón no puede faltar Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 – Burdeos, Francia, 1828) de cuyas tierras proceden los primeros fondos de paisajes de sus cuadros.
La casa donde nació Goya en Fuendetodos, el 31 de marzo de 1746, sigue en pie. Es una vivienda de ladrillo vista de tres plantas. En frente hay una escultura del pintor, hecha por José Gozalvo Vives, en 1978. Unas calles más allá, otro busto de bronce, de 1920, reposa sobre un basamento de tres metros y medio de jaspe azulado extraído de las canterías de Codos, de la comarca vecina de Calatayud.
Goya vivió allí solo su primer año. Luego sus padres se trasladaron a Zaragoza donde empezó a estudiar, a partir de los 13 años, en la Academia de Dibujo de Zaragoza, dirigida por José Luzán. Años después la Corte de Madrid y su puerta a la Historia.
En Zaragoza hay un lugar imperdible para Irene Vallejo, autora de El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela): “El Palacio zaragozano de los Condes de Argillo alberga un secreto fascinante y poco conocido: el Museo Pablo Gargallo. Este vanguardista aragonés fue el primero en moldear el vacío en busca del espacio sin masa, los juegos de luz y la realidad sugerida. Desde la audacia y el enigma nos contempla el rostro de Kiki de Montparnasse (1928), mujer libre hasta el escándalo, pintora y dueña de un cabaret, verdadero icono de modernidad. La escultura de Gargallo es tan avanzada e irresistible como la modelo que la inspiró”.
Con Los amantes de Teruel
Pero en Aragón hay ecos culturales más antiguos que los de Buñuel, Goya o Kiki de Montparnasse: la leyenda medieval de Los amantes de Teruel. Las momias encontradas en la iglesia de San Pedro de Teruel, en 1555, bajo el suelo de una de las capillas laterales, se atribuyen a los jóvenes Isabel de Segura y Diego de Marcilla.
La historia recreada por diferentes autores narra el amor imposible y desgraciado, en una versión de Romeo y Julieta, de William Shakespeare: dos adolescentes se conocen en el mercado de Teruel, ella es de familia adinerada, él es pobre. Para ser digno de Isabel, Diego le pide que lo espere cinco años mientras hace fortuna. Ella aguarda. El tiempo se cumple y Diego no regresa. Isabel acepta el matrimonio que le impone su padre con un hombre rico. El día de la noche de bodas, Diego aparece en la habitación de los esposos y le dice a Isabel: “Bésame, que me muero”. Ella no lo hace para no faltar a su marido, y él muere. Cuando lo están velando, ella se siente culpable por su muerte y decide quitarle la mortaja y besarlo, lo hace con tanta pasión que allí fallece.
Con ellos la leyenda del amor sobre el amor no hace más que crecer por el mundo que peregrina hasta sus tumbas en la iglesia de San Pedro.
En 1955, cuatro siglos después de halladas las momias, estas fueron trasladadas a dos sarcófagos de mármol esculpidos por Juan de Ávalos y Taborda donde están a la vista de todos.
Con el rock
Cerca de allí, en la villa de La Fresneda, en la misma comarca turolense, la peregrinación será por otra pasión, del 1 al 3 de julio de 2022: por la música que promete el nuevo MAT Festival, Matarranya Music Experience. Una actividad cultural que “busca fusionar en un mismo evento la música, el carácter del territorio y el compromiso con el medio ambiente”.
Es la declaración de amor al rock en sus variadas vertientes con bandas de diferentes lugares de España como Azero, Los Brazos, The Golden Graham, The Kleejoss Band, Dandy Wolf, Jolly Foker, The Ellectric Alley y Ellas Music Band. Esta última reúne a tres mujeres de diferentes partes del mundo, Argentina, Bulgaria y Polonia, que un día se juntaron en Tarragona y este verano cantarán en Aragón, con guitarras y violín, versiones como las de Love Is A Good Thing (El amor es una cosa buena).
Agenda Cultural de verano
MAT Festival, del 1 al 3 de julio. Lugar: La Fresneda, Matarraña (Teruel).
XX Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo (Zaragoza) del 1 al 3 de julio.
II edición del Cilo En Torno al Agua, del 1 al 16 de julio. Música y danza. Lugar: Jaraba, Ateca, Ibdes, Nuévalos, Alhama de Aragón y Paracuellos de Jiloca.
Festivales de los Castillos: Música, teatro, danza, humor y magia en trece de las fortificaciones más emblemáticas de Aragón, del 2 de julio al 4 de septiembre. Lugar: Grisel, Illueca, Alfajarín, Mesones de Isuela, Jarque de Moncayo, Valderrobres, San Agustín, Puerta al Mediterráneo (Mora de Rubielos y Rubielos de Mora), Sádaba, Albalate del Arzobispo, Monzón y Fraga