Piedad Bonnett: “La rebelión es bastante necesaria en la poesía. La poesía debe incomodar”
Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951) ganadora del XXXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2024 es, según María Dolores Méndez, gerente de Patrimonio Nacional al anunciar el fallo de este premio que concede junto a la Universidad de Salamanca, “una voz actual de referencia en la poesía iberoamericana con un trato elaborado del lenguaje que le permite acercarse a la experiencia vital con profundidad y belleza y a responder con humanidad a la tragedia de la vida. Su poesía es luminosa, aun cuando trata temas arduos, como el desamor, la guerra, la pérdida o el duelo”
Del encuentro de Gonzalo Escarpa con la poeta, narradora, ensayista y dramaturga colombiana surge esta aproximación a su ecosistema poético:
Por qué escribo poesía
“Me llevó a ser poeta la disonancia con el mundo, la impotencia. El no estar acomodada en… Eso lo dice Natalia Ginzburg, más o menos así: La poesía no es para la gente que está conforme, es un instrumento para expresar la inconformidad. Y eso va desde la estupefacción frente a lo desconocido, pero, también, incluye la pequeña circunstancia cotidiana que te hace rebelarte contra lo que estás viviendo. Por eso la rebelión es bastante necesaria. La poesía debe incomodar. Así como recibes la belleza del poema con agradecimiento, también te debe quedar la sensación de una verdad incómoda allá dentro. Es para que eso sea, de verdad, una forma de conocimiento, distinta de las otras formas de conocimiento”.
El arte de iniciarse en la poesía
“Iniciarse en la poesía es una cosa compleja. Se trata de un adiestramiento que, si no se tiene de pequeño una buena introducción, tienes que hacer una recomposición. Y no resulta siempre fácil. A mis alumnos de la universidad los aproximaba a poetas aparentemente difíciles, y cuando ya entras por esa puerta no hay reverso. Los grandes enamoramientos son de poetas a los que te demoras en entrar, como César Vallejo”.
Entre el hermetismo y lo llano
“Con César Vallejo y el Pablo Neruda de Residencia en la Tierra se me iluminó eso de entrar en la poesía. Venía de leer a poetas como Bécquer, más tradicionales, a los poetas nuestros más convencionales, porque la poesía colombiana no ha sido la más audaz, ni muchísimo menos. Yo entro a la universidad, donde tuve un gran maestro, y descubro que ese hermetismo de Vallejo, por ejemplo, no es que tú lo domines o descifres un código, sino que hay que leer desde otro lugar. Eso es lo que más agradezco de la poesía, y que haya un público así que quiera aproximarse a la poesía. Porque en un mundo donde se venera mucho la practicidad, la eficacia y la productividad, llegar a esos lugares lleva tiempo y esfuerzo, se necesita silencio. Hay algunos poetas muy herméticos que tampoco me interesan y no tengo ninguna culpa. Me gustan más los poetas críticos que los más llanos, a menos que en esa llanura haya una profundidad y un impacto muy grande”.
La poesía es espejo del poeta
“La poesía se parece a la persona que la hace. Hay poetas muy lacónicos, ellos mismos lo son. O hay poetas antipáticos, otros no hacen concesiones al público. Uno agradece al que le da la mano, pero no puede prescindir de aquellos otros que, seguramente, están haciendo cosas muy interesantes”.
Tres niveles para escribir poesía
“En el momento en que escribo está el mundo de las referencias, el mundo de la emoción o emociones que quiero transmitir y el de la oscuridad de las entrañas, pero es también, la oscuridad del inconsciente. La palabra tiene que provocar un remezón no sentimental sino emocional. Y uno escribe, también, con el cuerpo, con las tripas, hay algo que tiene que ser con lo más hondo, y tú estás en compenetración total con esos tres niveles. Cuando viene la imagen te distancias, la examinas y ves si es efectiva o no. Porque, a veces, en la efervescencia de la creación te engañas. Por eso es mejor dejar enfriar el poema, verlo al día siguiente, con ojos críticos”.
Escribir con la emoción
“Uno debe escribir a instancias de la emoción. Hay gente que dice que no, que, si estás enamorada, por ejemplo, hay que esperar que esto pase para escribir. A mí me parece que no, que hay una gran potencia creativa en las grandes emociones, el dolor, el amor, la rabia… Y uno debe ceder a eso. Dejas enfriar el poema, pero no tu propia emoción”.
Escribir de un tirón
“En el noventa por ciento de los casos el poema me sale de una cuando me siento a escribirlo. Pero porque lo he trabajado mentalmente, va incubando mucho tiempo. Así es que cuando lo tengo me siento en el computador y no me levanto hasta que lo termino, puede haber algún verso que no me gusta, lo subrayo y lo corrijo”.
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Piedad Bonnett es autora de poemarios como De círculo y ceniza, El hilo de los días, Ese animal triste, Tretas del débil, Explicaciones no pedidas, Los habitados, Lo terrible es el borde. Antología poética y La oscura disonancia. Entre sus libros más emblemáticos figura Lo que no tiene nombre, sobre el suicidio de su hijo. Entre las novelas figuran Después de todo, Para otros se lo cielo, Siempre fue invierno, El prestigio de la belleza o Donde nadie me espere. En 2024 presentó una especie de memorias titulada La mujer incierta.