Gonzalo Escarpa: “Lo bueno de la poesía es que no hace falta saber lo que se quiere decir. El poema te lo va a decir”
Gonzalo Escarpa (Madrid 1977) cree que el futuro de la poesía está en volver a su origen: oral. “Creo que triunfará la poesía holográfica o algún formato que se inventen, como que un pequeño duende te recite los poemas tridimensionalmente”. Un formato que recoja el espíritu real, volátil, sensible, profundo y musical de la poesía que se completa en la imaginación del lector. Cualidades que posee su poemario reciente Quiero decir (La imprenta), con prólogo del poeta argentino Hugo Mujica. Es una obra que, desde las heridas y fisuras, canta a la vida con distintas cadencias musicales que invitan al reencuentro o descubrimiento interior de la persona mientras otea a su alrededor. El poemario lo presentará el martes 12 de noviembre a las 19.30 horas, en la sala Callao, de El Corte Inglés, dentro de la programación del Festival Eñe.
Juglar, más que poeta de una decena de poemarios, Gonzalo Escarpa es uno de los impulsores de la poesía escénica en España. Fue residente de la primera promoción en la Fundación Antonio Gala y coordinó el Centro de Poesía José Hierro. Es gestor cultural, director de La Piscifactoría Laboratorio de Creación y coordinador del ciclo #LdeLírica, de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés.
La música es principio y fin de sus versos, movimiento, paradoja, juego de palabras que continúa en esta especie de monologo donde se funden sus respuestas en un flujo de palabras:
Primero fue la música
“La música es el lenguaje en el que hablan los poemas. Una decantación de lo mejor del lenguaje. Gracias a los estudios de la fonosemántica sabemos que el sonido significa. Paul Valéry definió la poesía como ‘el lenguaje que oscila entre el sonido y el sentido’. Esa forma de pendular es lo que provoca la música. La música es movimiento y persecución de algo. Gracias a la música del lenguaje podemos comprender lo que no podemos comprender con el significado del lenguaje. Cada vez que se queda algo pequeño aparece la música. Y tiene una ventaja maravillosa: nadie le pregunta por qué a la música, es autotélica, existe porque tiene que existir.
Antes de que se articulara el idioma ya sonaba, ya cantábamos. Un amigo cantante me dijo que hablar es cantar. Y una amiga bailarina me dijo que andar es bailar. La música siempre es metáfora. La música es la prima de la poesía. Es lo que diferencia a la poesía de otros géneros. Dice Antonio Gamoneda que la poesía no es un género literario porque siempre ha sido oral”.
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Por qué quiere decir
“La primera palabra para el poeta fue Aedo, que significa cantor. Jaime Siles dice que el verdadero protagonista de la poesía es el lector, nunca el autor. Juego con esa idea en el título del libro, Quiero decir. Estas son todavía las cosas que quiero decir, a pesar de que nadie escucha, a pesar de que la incidencia de la poesía sigue siendo mínima. Pero hay cosas que quiero decir, no porque vaya a servir de algo, sino porque las tengo que decir.
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Viaje y canto /vida y muerte
¿Y si el viaje es el canto?
¿Y si es el canto el viaje?
“Estos versos son del poema Vivir es ir cantando hacia la muerte, una especie de revelación que yo tengo. El sentido de la vida es que se acaba, nos decía Kafka, pero seguimos dándole vueltas a en qué consiste estar vivo y cantando. A lo mejor, consiste en estar cantando para vivir. Ese tipo de dudas y paradojas son las que me llevan a la escritura y decir lo que no sé decir. Busco en la poesía respuestas a preguntas que no tengo. Si escribiera narrativa tendría que saber lo que quiero decir. Lo bueno de la poesía es que no hace falta saberlo. Es el poema el que te lo va a decir”.
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Reivindicación de la ternura
“Yo voy a hacia los cincuenta, y ya sabes que no todo son vino y rosas. Pero, de repente, un día entra el sol por la ventana y todo tiene sentido. La ternura y la sensibilidad son dos conceptos que no se utilizan, están muy castigados y, sin embargo, a día de hoy, son muy necesarios y salvajes. Ser sensible hoy y reivindicar la ternura se ha vuelto salvaje y una reivindicación política.
Este libro reúne poemas de seis o siete años. Tengo amigos que piensan el título y los poemas se van arremolinando y van trabajando como si fueran ladrillos de un muro. Yo escribo poemas, lo voy amontonando, y cuando son suficientes y me parece que tienen un sentido íntimo, ya tengo el libro. Disfruto escribir poemas, pero sufro ordenar libros”.
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Soñador de poemas
“Sueño con libros de poesía sin lomo, en forma de maletín, que contiene los poemas como si fueran postales libres, sin ningún orden, ni índice. Eso me lleva a la performatividad. Por eso me gusta la poesía escénica, la poesía viva, la idea de publicar en el aire o de hacer recitales que sean libros. Yo trabajo, sobre todo, la poesía oral, pensada para ser dicha. Cuando escribo, en realidad, estoy perfoescribiendo, porque yo sé que lo voy a recitar”.