Dentro del Imperio Romano en el cine: de ‘Espartaco’ a ‘Gladiator II’, pasando por la miniserie ‘Yo, Claudio’
Ben Hur, Espartaco, Julio César y Máximo Décimo Meridio son algunos de los personajes reales y ficticios que han protagonizado en el cine historias espectaculares sobre el Imperio Romano. El último en unirse es Lucio Vero, aquel niño que vio morir en la arena del Coliseo a su héroe, el ex general y gladiador Máximo en la película Gladiator, de Ridley Scott (2000). Un cuarto de siglo después, aquel mundo regresa de la mano del mismo director con Gladiator II, protagonizada por Paul Mescal, Denzel Washington y Pedro Pascal.
Recordamos cinco películas imprescindibles de péplum, el género de la sandalia y la espada, y una miniserie clásica:
Julio César, de Jospeh L. Mankiewicz (1953)
En el año 44 a.C el asesinato de Julio César, que en esos momentos ostentaba todos los poderes vitalicios, por la conjura de Casio y Bruto, pone a Marco Antonio en el centro de todas las miradas. Las intrigas, conspiraciones, traiciones y sombras del poder y la ambición que conducen a la tiranía son escenificadas espléndidamente por Joseph L. Mankiewicz, que se basa en el Julio Cesar de William Shakespeare. Contó con un Marlon Brando irrepetible como Marco Antonio, que, sin embargo, no ganó el Oscar a la mejor interpretación masculina al que estaba nominado.
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Ben-Hur, de William Wylar (1959)
El clásico de los clásicos del género, una historia en confluencia de dos mundos y dos eras: el Imperio Romano y cristianismo. La época vista a través de dos amigos enfrentados por el destino: el noble Judá Ben-Hur (Charlton Heston) y el tribuno romano Mesala (Stephen Boyd), que envía a su antiguo amigo a galeras y a su familia a la cárcel acusados de atentar contra el gobernador romano. Ben Hur consigue sobrevivir y vuelve para vengarse (inolvidable esa la carrera de cuadrigas), pero es redimido por Jesús de Nazaret. La película -que contó con la participación de 10.000 extras. 2500 caballos y 200 camellos- ganó 11 estatuillas, entre ellas el premio a la mejor película y el único Oscar que obtuvo Charlton Heston.
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Espartaco, de Stanley Kubrick (1960)
“Yo soy Espartaco”. Ese es el grito de solidaridad, rebelión y clamor de justicia de muchos esclavos cuando están cerca de poner a Roma contra las cuerdas. Todo empieza cuando el esclavo tracio Espartaco (Kirk Douglas) es vendido como gladiador. Un día es obligado a participar en un combate privado a muerte con otro gladiador. Espartaco pierde, pero su compañero le perdona la vida lo que desata una sublevación de los esclavos contra los romanos. La película, recrea los sucesos de la tercera guerra servil (73 a.C– 71 a. C) y ganó 4 Oscars, pero Kirk Douglas ni siquiera fue nominado. Los exteriores se rodaron en España, en Alcalá de Henares y la Peña del Cerro en Colmenar Viejo, donde se reprodujo la gran batalla final.
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La caída del imperio romano, de Anthony Mann (1964)
En el siglo II después de Cristo, Roma es todopoderosa y sus territorios se expanden cada vez más, pero debe defender las fronteras. Son los años de Marco Aurelio, calificado como él último emperador de la era dorada de Roma, que soñaba con restaurar la república. Esto lo lleva a nombrar como sucesor a su protegido el general Livio, en detrimento de su hijo Cómodo quien se entera de la noticia y asume el trono. El guion distorsiona la realidad porque Marco Aurelio gobernó junto a Cómodo durante sus últimos años y además, la caída del imperio se produciría un par de siglo después. Sus protagonistas son Stephen Boyd, Sophia Loren, Alec Guinnes, Christopher Plummer y James Mason. Esta película es una fuente de inspiración de Gladiator, de Ridley Scott.
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Gladiator, Ridley Scott (2000)
Entre la realidad y, sobre todo ficción, Gladiator cuenta la vida del ex general Máximo Décimo Meridio (Russell Crowe), señalado por Marco Aurelio para que lo suceda y pueda restaurar la república. Pero Cómodo (Joaquin Phoenix), hijo de Marco Aurelio, se entera y asesina a su padre para asumir el poder. Luego manda a matar a Máximo y a su mujer e hijo. El general logra salvarse, pero termina como un esclavo gladiador. Un día regresa a Roma y debe luchar en la arena. Buscará vengar a su familia y hacer realidad el sueño de Marco Aurelio. Esta película conjuga dos clásicos, Espartaco y La caída del Imperio Romano, y obtuvo 5 estatuillas, entre ellas la de mejor película y la de mejor actor.
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Yo, Claudio, de Jack Pullman (1976)
Esta miniserie de la BBC es un clásico, de lo mejor que se ha rodado para conocer unos años clave del Imperio Romano desde las propias entrañas del poder y de las familias que gobernaron aquel mundo. Trece episodios con aire de teatro narrados desde el punto de vista de Claudio, Tiberio Claudio César Augusto Germánico, cuarto emperador del Imperio Romano. Yo, Claudio recrea la Dinastía Julio-Claudia (50 a.C – 50 d.C), desde Octavio Augusto hasta los últimos días del propio Claudio. Aquí están Livia, Tiberio, Nerón, Calígula o Mesalina. El proyecto se basa en las novelas de Robert Graves Yo, Claudio y Claudio el dios y su esposa Mesalina, y es protagonizado por Derek Jacobi.
La serie arrancó con malas criticas y baja audiencia, pero actualmente es considerada una de las mejores producciones televisivas de todos los tiempos.