Antonio Resines: “Actuar es un oficio y no es tan importante”

Antonio Resines fue un joven estudiante de Derecho, que se pasó a la facultad de Ciencias de la Información, para terminar como uno de los rostros del cine y la televisión española más simpáticos y apreciados de los últimos cuarenta años. Con más de setenta películas (de Ópera prima a La buena estrella) y 28 series de televisión (de Los Serrano a Paquita Salas), Resines ha sido el protagonista de noviembre en nuestro ciclo Mi vida en películas, presentado por Andrea Gutiérrez, redactora jefa de la revista Cinemanía y colaboradora de Historia de nuestro cine (RTVE) y Ámbito Cultural de El Corte Inglés..

Chispa, ironía, humor, autocrítica y anécdotas sobre el mundo del cine y la televisión acompañaron a Antonio Resines (Torrelavega, Cantabria, España, 1954) en este encuentro con su público. El director Fernando Trueba y el crítico de cine Carlos Boyero fueron dos de sus compañeros con los que empezó en la universidad, y con quienes dio los primeros pasos cinematográficos.

Resines ha estado a las órdenes de directores como Luis García Berlanga, el mismo Trueba, Mario Camus, Daniel Monzón, Ricardo Franco y Álex de la Iglesia. Su registro cubre muchas de las facetas de la condición humana. Todas esas caras se ven en el siguiente diccionario surgido de sus propias palabras en Mi vida en películas:

Actor
Yo no le doy tanta importancia a este oficio, porque es un oficio. Es importante para mucha gente que lo hacemos, que lo pasamos bien. Lo bueno es que nos pagan por hacer el tonto, en la amplísima acepción de la palabra. Porque hay gente que tiene trabajos que son cabrones.

Actuar
Actuar viene del player, que es jugar. Los actores son gente que juega a ser otra persona. A veces te sale bien y, a veces, te sale mal. Esto es un oficio y se aprende trabajando.

Agente - Representante

No tengo. Empecé de una forma muy rara. Nunca pensé que haría cine. Al principio me llamaban mis amigos. No me daba vergüenza hablar de pelas con ellos. Me acostumbré a negociar mis contratos. Para ser justos, estoy en una pequeña plataforma llamada Página independiente en la que actores y actrices que no tenemos agentes nos hemos juntado para tener más acceso a información. Y cada uno se negocia sus historias.

Aprendizaje

Cuando surgía la oportunidad de contar una historia nos juntábamos el fin de semana. De ahí salieron obras maestras del cine español como Óscar y Carlos, Tunait is de nait, Legítima defensa… Todo eso era un juego, nos sirvió para aprender y para familiarizarnos con la parte técnica del cine. Ahí la gente se fue decantando por partes del cine como sonido, escritura, fotografía…

Comedia

La comedia es mi género favorito como espectador. Comedias dramáticas. Es lo más parecido a la vida. La mayoría de la gente tiene una vida que se acerca más a la comedia que al drama. El apartamento es un ejemplo perfecto. He hecho algunas películas de esas, pero que no llegan a ese nivel, aunque sí reflejan la vida de la gente.

Grandes nombres

Verónica Forqué era muy buena, pero ser muy bueno no es que seas técnicamente muy bueno. Muy bueno es ser original. No ha habido una tía como Verónica. Igual que tampoco ha habido unas tías como las Gutiérrez Caba. Hay gente que es muy especial. Tienen una forma de ser y la pasan a la forma de actuar que es muy original. Carmen Maura es muy buena también. Fernán Gómez, Paco Rabal, Charo López, Agustín González, hablamos de gente que está muy por encima. Eso no se va a repetir. Nosotros lo hacemos más o menos bien, pero no les llegamos a la suela de los zapatos. Alfredo Landa era muy bueno, pero hizo más películas que a mí no me interesaban nada. Cuando dejó de hacer películas alimenticias, y cambió de registro, se vio que era un actor de fuste.

Inicios

Como trabajaba con amigos no tenía la sensación de pudor. Empecé a pensar que podía ser actor porque me llamaban continuamente. En 1983, Fernando Colomo me llamó para irme a Nueva York a rodar una película. Eso ya eran palabas mayores. Ahí empecé a pensar que podía vivir de esto. He participado en películas que están, francamente bien. Sin Ópera prima no existiría nada de esto. Ópera prima para muchísima gente fue un cambio. Veíamos que se podía hacer un cine con poco dinero.

El orden de todo esto es Fernando Colomo que empieza haciendo cortometrajes, y se va metiendo en la industria. Luego Trueba, a quien Colomo produce. Son dos figuras muy importantes.

La buena estrella (1997)

Es una película asombrosa. Te toca por todos lados. Cuenta cosas que no se cuentan habitualmente de la condición humana. De los hombres, de las mujeres, del amor. Luego trajo una cantidad de satisfacciones. La única putada es que al año siguiente se murió Ricardo Franco (director). Cambió mi lugar en la industria. Yo estaba en una zona de cierto confort, di un salto cualitativo y cuantitativo.

La colmena (1982)

Mario Camus me llama porque nos caíamos bien. Me mandan el guion como si yo fuera importante y hago el papel de Pepe El astilla. Cuenta con un gran reparto, con Paco Rabal, José Luis López Vázquez… Estaba todo el mundo, hasta Cela. Me ofrecen eso y fue otro salto de categoría de cara a la industria.

Nouvelle vague

La nouvelle vague era la forma de contar historias sin dinero, con una cámara contando historias de verdad, con actores semiprofesionales. Salíamos nosotros porque no teníamos dinero para contratar actores que nos gustaban.

Ópera prima (1980)

Fernando Colomo le produjo la primera película a Fernando Trueba. Con Ópera prima entramos en otra dimensión. Fue un exitazo, el equivalente ahora a un Torrente. No había dinero. La hicimos en cuatro semanas y media. Se estreno en el cine Paz, antes en España se estrenaba en un cine y si funcionaba iba por todo el país. En las primeras semanas de la película no iba ni el tato, claro, era Óscar el protagonista, el gilipollas que era yo y Paula Molina, la hermana de Ángela. La gente no conocía a nadie. A los quince días empezó a ir gente. Un año y pico estuvo en el cine.